Mientras que cuenta la historia, mírala de manera directa a los ojos. Sonría algunas veces y parezca interesado en lo que tiene que decir. En un instante dado, pídale que cierre los ojos mientras cuenta la historia. Mientras cierra los ojos, mantenga su mano por unos minutos y tire cara atrás. Algunos hombres no tienen idea de lo poderosa que es esta técnica, marcha como magia. Me apetece verte, charlar contigo, pasear, salir de compras, ir al cine. Me apetece mirar tus ojos, besar tus labios, acariciar tu pecho. Comienzan a existir s de ti. Sólo veo s; unas me agradan y otras número Lo único que me importa es usar y gozar con las s de ti que me agradan. Mis gustos, mis apetencias, cambian como el viento. Ahora sí, ahora número El día de ayer me apetecía, cierto, mas hoy ya no me apetece. En un momento puedo pasar de la más arrebatadora pasión a la fría indiferencia, aun a un profundo rechazo. Una sola palabra fuera de tono, un silencio prolongado, una mirada inoportuna, un apretón demasiado fuerte o bien demasiado suave, y todo el encanto desaparece. Ya no me apetece. No me importa que a ti sí te apetezca, o que número Lo único que me importa es que me apetece o a mí no me apetece.
Uno de los ejemplos más evidentes de de qué forma algo que antes funcionaba va perdiendo eficiencia es la lencería. Regalar ropa interior al comienzo de la relación es un puntazo. Además de esto, el juego consiste en que vayas a una tienda de lencería de determinado caché (cuanto más cara la ropa, mejores los resultados no pierdas el tiempo con ropa de los chinos) y que procures, pero no lo consigas, acertar con el regalo. En este caso concreto no es solo la intención lo que cuenta. desea ir a esa tienda a cotillear, mas como no tiene dinero para comprarse nada, no suele pararse por allí. Además de esto, la lencería fina es de los rituales sexuales (por ejemplo, de la noche de bodas) con lo que a menos que te quiera dar la sorpresa por algún extraño motivo, eres tu quien debe dar el paso (comprarla como convidación a los juegos sexuales).
Vivir. Fue en una madrugada airosa cuando lo decidí. Veía por la ventana como el viento movía los arboles y la luna llena invadía cada espacio con su luz blanca mortecina. Estaba solo y no podía dormir. Había pasado prácticamente toda la noche en candela meditando sobre tantas y tantas cosas que me daban vueltas en la cabeza, como: ¿Qué haré ahora que acabe mi divorcio? Puedo asegurar que a lo largo del tratamiento yo no tomé partido por ninguno de los 2, ¿cómo iba a hacerlo? ¿Quién podría saber qué era lo mejor para Andrea? Mi objetivo no era mostrarle cuál era el hombre que más le convenía, cuál le ofrecía más prestaciones como si de un turismo o bien de una lavadora se tratase. Tampoco me correspondía adoptar una postura moral del estilo: El adulterio está muy feo. Lo importante era comprender qué le pasaba a Andrea, ¿dónde estaba ella en todo este embrollo? Mi única función era ayudarla a medrar, de manera que pudiese decidir y seleccionar con libertad lo que ella quisiera, y todo esto desde su vida de mujer adulta y no desde la niña que de manera permanente estaba impulsada a competir con otras hermanas por el trofeo de un papá que siempre y en todo momento estaba con alguna otra (como Marcos, que también la aplazaba por otras, su mujer, sus dos hijas…). Andrea, que era la menor de cuatro hermanas y que siempre y en todo momento se había sentido perdida en la mitad del harem de chicas que rodeaba a su padre, había logrado dar la vuelta a la tortilla de su situación infantil y ahora, en vez de ser una pequeña más, era la única mujer en medio de este harem compuesto por un montón de hombres que la reclamaban: Pablo, Marcos, sus hijos Juan y Tomás, su jefe
Mi amigo Juan Romeu, siquiatra, hedonista y sabio, me contó un día un chiste
Muchos hombres hacen broma con aquello de que, en las parejas heterosexuales de determinado recorrido, ellos prácticamente siempre están dispuestos y ellas prácticamente nunca. Alén de la parcialidad típicamente patriarcal de este comentario y de que las cosas también pueden acontecer al revés dentro de una pareja, lo cierto es que este comentario hace referencia a algo que está presente en el día tras día de muchas parejas y que tiene un nombre: discronaxia sexual. La discronaxia sexual (o disritmia sexual) es aquella situación en la que uno de los miembros de la pareja desea mantener relaciones íntimas con mayor frecuencia que el otro. Claire era una prostituta extraordinaria: compleja, amena, incisiva y espléndida sexualmente. El poco tiempo que pasé con ella es un precioso recuerdo. Mientras que nos amábamos (creo que yo llegué verdaderamente a amar a Claire) creí que, posiblemente, había encontrado lo que afectivamente llevaba ya mucho tiempo buscando.
Que hombres y mujeres vivimos la sexualidad de manera distinta es una cosa que ya sabemos. Nos une la búsqueda conjunta del placer, sí; pero una vez alcanzado éste, unos y otras nos comportamos de forma diferente. Ello no es fruto del azar ni de una determinación cultural: tiene un fundamento físico y una explicación científica. El significado de los senos en el clímax femenino es enorme, ya que, por norma general, la energía solo puede elevarse desde un polo positivo, no desde un polo negativo.1 Esto significa que la energía se lúcida o bien se activa desde el polo positivo antes que fluya cara el negativo . En el cuerpo femenino, la energía sexual fluye desde los senos hasta la vagina. Cuando los senos pulsan con vitalidad, el desbordamiento espontáneo de energía genera una resonancia vibratoria en la vagina, el polo opuesto. Solo cuando la vagina vibra en esta respuesta imantada, está verdaderamente libre para el bello evento de penetración; Es realmente sensible y perceptivo. Una mujer experimentará un auténtico sí, una profunda voluntad de haz el amor, la voluntad no solo de ceder y ceder, sino más bien de participar plenamente como iguales y opuestos, lo que lo cambia todo, tal y como si elevase el sexo a una octava más alta.
Kim es una chica increíble y genuina
Hola mi nombre es Marina y soy una mujer con unas curvas increíbles, en la que tus manos y tus sentidos podrán disfrutar y volverse absolutamente locos de anudar. Apasionada, entregada, sensual, con una melena larga y sedosa, unos bellos ojos azabaches que te seducirán y conquistarán una vez te dejes prendar por ellos … llámame, estoy lista para darte amor (y mucha lujuria). Ha llegado la hora de alentar el clítoris. Hay que moverlo a placer, mejor suavemente. Hay que imaginar la cara de un reloj alrededor de él. Una vez que se haya imaginado, hay que frotar suavemente sobre le punto que correspondería a cada hora. Da la vuelta entera a la esfera del reloj, variando la velocidad y la presión a fin de que tu pareja se adapte. Cuando hayan pasado esos 5 minutos, realizad juntos, y durante 5 minutos, el sonido Ommmmmmm. Este sonido sirve a fin de que la energía cósmica entre de lleno en vuestro ser. Al tiempo de hacerlo apreciaréis como el cuerpo se va oxigenando. El oxígeno fresco, merced a este ejercicio, entra en el cuerpo, que se llena de una vitalidad avasalladora y vibrante. El perpetuar la idea de que todos debiéramos marchar conforme lo que proponen estos modelos puede ser muy rentable para personas como la sexóloga canadiense que conocí en la ciudad de San Francisco. Entre otras muchas cosas, porque entregan las bases teóricas para buscar soluciones farmacológicas ante la carencia de excitación espontanea. En la linealidad propuesta, se espera que lo primero que debe darse ya antes de cualquier encuentro sexual sea el deseo.
La naturaleza sumisa del hombre
La Infidelidad es el incumplimiento al compromiso de amor que tiene una persona hacia otra persona en una relación; queriendo decir que esta, tiene relaciones cariñosas con otras personas, mas prosigue con su pareja formal a lo largo de todo ese tiempo. La eficiencia de los craqueos depende en buena medida de tu inspiración e intuición, con lo que no se puede garantizar. Yo recomiendo craquear sobre todo en aquellos instantes en que la batalla toma la forma de derrota inminente y se tiene poquísimo que perder357. Lo malo no esta en permitirse enamorarse sexualmente sino el hacerlo como fin que resuelva toda nuestra vida, cuando lo correcto es hacerlo consciente de lo que realmente es nuestra pareja, para esperarlo todo de ella. Transforma tu dormitorio (o cualquier área de la casa que elijas) en un santuario sexy. Ponga sábanas suaves y limpias en la cama, encienda sus velas favoritas, toque su música favorita y prepare un plato con sus dulces preferidos y una copa de vino (o bien cóctel o bien té). Por supuesto, también podría ser que él simplemente no sea eso para ti, como dice la expresión. Ese es el lado negativo de tomar tal riesgo: corre el peligro de saber que no quiere que la relación se acerque más o que no está presto a responderle a usted o a sus deseos, o bien que ve su carrera como su prioridad ahora. El hombre que es ingenioso y sabio, que está acompañado por un amigo, y que conoce las pretensiones del resto, como asimismo el instante y el lugar convenientes para hacer todo, puede ganar, fácilmente, aun una mujer que es realmente difícil Ser obtenido.’